miércoles, 4 de marzo de 2009

Olimpiadas y política internacional, Segunda parte

A Londres 1948 fueron invitados 59 países. Se trató de un jamboree de los países vencedores de la Segunda Guerra Mundial: Japón y Alemania fueron descartados de la lista de invitados (aunque a Italia sí la aceptaron porque ya desde 1943 habían derrocado a Mussolini). Los nuevos países socialistas tardaron un tiempo en presentar comités olímpicos conforme a las reglamentaciones existentes. Hungría, Checoslovaquia y Polonia fueron los únicos. China nacionalista participó por primera vez y Corea se presentó como el país unificado que en ese entonces era (desde entonces, nunca más han acudido a las olimpiadas con un equipo único).
Hubo que esperar la justa de Helsinki 1952 para ver, por primera vez, a la URSS. Desde su creación en 1917, ésta nunca se había presentado a los Juegos Olímpicos. Sin embargo, con el inicio de la Guerra Fría queda claro que una excelente forma de competir con los Estados Unidos y con el resto del bloque capitalista sería mostrando una impresionante disciplina y dedicación en los deportes olímpicos.
En 1956 las olimpiadas se efectuaron por primera vez en el Hemisferio Sur. Esto fue en Melbourne, Australia, único país de este hemisferio que ha recibido los juegos. Para esta ocasión la Ciudad de México fue candidata por primera vez (perdió). Se trató de olimpiadas tranquilas y casi despolitizadas, excepto por un leve incidente: La Unión Soviética se llevó el liderazgo en el medallero. Imposible! se trataba apenas de la segunda vez que participaban los soviéticos, !y les daba por ganarle a los estadounidenses! Se trató de una década impresionante para la imagen soviética en el exterior: en 1949 consiguieron, a su vez, la bomba atómica; a lo largo de los años 50 los rusos lanzaron el Sputnik (primer satélite en órbita), a la pobre Laika y a Yuri Gagarin (él sí regresó); fotografiaron el lado oscuro de la luna y se llevaron las olimpiadas de 1956. En la casa blanca debieron estar deshechos.
Roma 1960. País del eje tan sólo 20 años antes, Italia recibía, sin escándalo alguno, la llama olímpica (cuatro años después sería Tokio, y en 1972, Munich). Se trató, simbólicamente, del perdón a los antiguos responsables de la Segunda Guerra: Alemania ya había regresado en olimpiadas anteriores y en 1960, como en 1956, presentó un equipo unido entre la RDA y la RFA. Los países socialistas no hacían más que perder las elecciones (Budapest fracasó... también la Ciudad de México, por segunda vez). Acudieron a la cita 83 países. Poco a poco, los nuevos estados africanos empezaron a aparecer en las olimpiadas. Sudán, Nigeria, Etiopía, Kenya, Marruecos... para Sudáfrica significó el último chance de aparecer en olimpiadas: a partir de 1964 se le prohibiría a causa del Apartheid. Los soviéticos volvieron a llevarse el medallero, mostrando un enorme potencial (sobre todo en gimnasia) e impresionando al público internacional.
Me quedaré, hasta ahora, en Tokio 1964. Lo más destacado de estas olimpiadas fue el exorbitante proceso de recuperación por el que Japón pasó desde el fin de la guerra, 19 años atrás. Con una impresionante organización de las Olimpiadas, éstas fueron las primeras en las que participaron más de 5,000 atletas (con una triste disparidad entre hombres y mujeres de casi 8 a 1). Estados Unidos recuperó el liderato en medallas (un enorme respiro para un país que se sintió al borde de la tercera guerra mundial con el incidente de los misiles en Cuba, 1962).

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