miércoles, 21 de septiembre de 2011

Breves Apuntes sobre Palestina. Crónica de una declaración fallida y anunciada

Hace varias semanas que la diplomacia y la prensa internacionales analizan la posibilidad de que la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su sesión inaugural de 2011 este 23 de septiembre, reconozca formalmente la existencia del Estado palestino, limitado a sus dos inconexas regiones de Gaza y Cisjordania. La verdadera esperanza de Mahmud Abbas, presidente de la autoridad palestina, es que sea el Consejo de Seguridad quien apruebe y reconozca la creación del Estado; si lo hace la Asamblea General, el reconocimiento informal será una garantía, pero no la oficialización de Palestina como el 194° miembro de la ONU, al respecto de lo cual es el Consejo de Seguridad quien tiene la última palabra.

Estados Unidos, en voz del mismo Obama, ha dicho explícitamente que no reconocerá ninguna propuesta unilateral de creación del Estado palestino, por miedo a que ello congele las negociaciones con Israel. Por otro lado, EU no quisiera verse en la penosa necesidad de ser el único país que vete la propuesta en el Consejo de Seguridad, lo que adjudicaría toda responsabilidad a Washington; por ello, la mancuerna con Londres será imprescindible. Desde su propia trinchera, Israel ha iniciado una extensa campaña de desprestigio a las expectativas palestinas, acusando a Abbas de irresponsable e intransigente. En más de una ocasión, Israel ha dicho que, de aceptarse en Naciones Unidas la independencia palestina, dejará caer todas sus responsabilidades y obligaciones respecto a tierras palestinas.

De todos modos, la independencia absoluta de Palestina no está garantizada. La unidad política entre Gaza y Cisjordania parece tan difícil como la unidad territorial y las presiones del conservador gobierno israelí no permiten que las negociaciones avancen por otro lado. Los palestinos, por otro lado, ya votan por sus autoridades, pero no así por un verdadero gobierno nacional. El estímulo que provocaría una declaración de reconocimiento internacional por parte de la Asamblea General (sin mayores implicaciones reales) podría, contrariamente a como piensa EU, favorecer una mejor disposición palestina para las negociaciones. Falta esperar que Israel haga otro tanto.

Es evidente que Estados Unidos ha sido un cínico e ignominioso actor en el juego. Israel, mucho peor. La decisión de la Autoridad Palestina de buscar el apoyo de la Asamblea General es un recurso final que no llevará a nada, pero hay que reconocer (y nadie en EU ni en Israel lo hace) que es mil veces mejor hacer ese tipo de apuestas -aunque fallidas de inicio- que llamar a una tercera intifada, a una alzada generalizada contra el invasor israelí y los abusos y explotaciones que la comunidad internacional permite.

Palestina no será un Estado libre ni soberano pronto, aún si cuenta con el apoyo de 130 países en Naciones Unidas, básicamente porque el sistema internacional es antidemocrático, jerárquico e injusto y sus instituciones favorecen el cínico control de las grandes potencias por encima de los países menos favorecidos.

Un punto más para Israel, uno más para la injusticia; como siete puntos extras para la decida, unos diez para la mierda internacional y, por supuesto, goliza en contra del pueblo palestino y de los millones de individuos solidarios alrededor del mundo.