viernes, 7 de mayo de 2010

Hincarse al ver venir la tormenta y aún así perecer


En lo que va de 2010 los sindicatos y asociaciones civiles griegas han organizado, al menos, tres días de huelga general. Cada una de ellas implicó una pausa inquebrantable en todos los servicios públicos (y por consecuencia también en algunos privados), excepto el mínimo necesario para la asistencia -como los hospitales, por ejemplo. Llamar a huelga nacional es sin duda una tarea titánica, pero más arduo todavía es hacer de ella una realidad. Es banal, pero crítico, porque en países como el nuestro las huelgas generales son casi una ilusión. En cambio, varias veces hemos leído en la prensa que los países europeos conocen las artes secretas del paro organizado y nacional.

Sea como sea, lo que hoy lanzo al ruedo es el caso preciso de Grecia. Advierto con anticipación que de economía yo no sé prácticamente nada, pero intentaré remontar esa carencia para presentarles una breve reflexión sobre el panorama actual: una terrible crisis financiera que amenaza con aplastar a un país clave en el futuro de las finanzas europeas -y quizá mundiales- y sus implicaciones para la población.

Como leímos todos desde 2008, el "principal" problema de la economía mundial fue la hiperactividad con la que se edificaron burbujas imaginarias de crédito y valores financieros. Esa alberca de dinero -¡de mil billones de dólares!- no representaba necesariamente el valor real de los activos y pasivos de la economía del planeta. La especulación se alzó como la mayor fuente de alimentación de esta catastrófica alberca, pero fue evidentemente incapaz de detenerse a tiempo y de evitar la debacle financiera. Cuando se acabaron los créditos privados porque fueron degradados, algunos estados con importantes reservas internas salieron al rescate de sus bancos y los realimentaron con tal de que no se declararan en bancarrota. Otros gobiernos, también con grandes reservas pero con economías endebles, tuvieron que vender parte de éstas para evitar que sus divisas se hundieran (todavía más) frente a un dólar recién fortalecido -sí, México-, operación que no evitó caer 10% en la escala del PIB.

Evidentemente, ese no fue el principal problema. Sin duda habrá que repetir lo ya dicho: el capitalismo como proceso de acumulación de riquezas en el globo es responsable de desigualdades y malos repartos, además de consistir en un modo de producción expuesto a ciclos trágicos (a crisis, pues) de los cuáles nunca se repone completamente. En fin, no será el punto aquí profundizar esa idea. Vámonos a lo que truje.
En Grecia, la crisis financiera destapó una larga lista de pendientes. En primer lugar, siempre desde la óptica de las grandes instituciones financieras mundiales (liberales todas), evidenció un déficit fiscal profundo, lo cual no sólo es malo para el desempeño económico sino que, encima, atenta contra las expectativas económicas de la Unión Europea. Además del déficit presupuestal, la deuda interna de Grecia equivalía a un porcentaje elevadísimo del PIB (creo que superaba fácilmente 100%). Mientras que el déficit presupuestal, según las "recomendaciones" de la Unión Europea no debe ser mayor a 3%, en Grecia éste es de 13.6%. Prácticamente ningún país respeta el límite de 3% (en Francia, por ejemplo, el déficit fiscal es de 7,9%). Pero en Grecia el problema es presentado desde otros enfoques. Para empezar, se acusa a Atenas de permitir gobiernos irresponsables en materias de gasto (demasiado dinero en pensiones y en salarios, demasiado gasto público en general), además de favorecer la corrupción y el clientelismo. En segundo lugar, Grecia está en la mira de las instituciones mundiales crediticias, pues han observado, desde hace unos meses, que Grecia difícilmente paga a tiempo sus deudas. Resultado, la calificación de los bonos de deuda griegos han sido degradados a bonos basura. Eso ha creado, a su vez, un torbellino de miedos y nuevas especulaciones entre los bancos y bolsas europeas. Hay, básicamente, dos cosas en juego. La primera, europea, es salvaguardar la firmeza y el prestigio del Euro. La segunda, la griega, mantener el rumbo económico. Desgraciadamente, en esta segunda prioridad se mantiene marginada la preocupación social.

1) El Euro está pasando por uno de sus peores momentos. Hace muchos años que había mantenido niveles cambiarios muy altos frente al dólar y la libra esterlina, condición que mejoró las importaciones en conjunto de la UE -aunque debilitó un poquitín sus exportaciones. El turismo en Europa no decreció pese a que el Euro llegó a ser realmente prohibitivo (piensen en México: hasta hace unos meses, un Euro se cotizaba en 20 pesos; hoy día está en 16,50 y podría estar más bajo de no ser por la falta de firmeza de nuestra propia moneda que, a la primera oportunidad, pierde fuerza contra el dólar). El caso es que ahora el Euro naufraga. Y para mantener un mínimo de estabilidad monetaria y financiera en la región, los principales países salen al quite. Alemania, el principal de los principales, pasó por un proceso largo de discusión para, al final, consentir en apoyar al Euro (y ante los medios ese énfasis ha sido muy importante: "Nosotros ayudamos al Euro, por lo tanto a Europa, por lo tanto a Alemania y a los alemanes; nada de caridad y condescendencia con Grecia". De los 150 mil millones de euros que Grecia recibirá, una quinta parte viene de Berlín. Honestamente no sé qué proporción sea del resto de la UE, pero no debe ser mucho mayor, pues lo que falta lo pone el Fondo Monetario Internacional.
Y ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Para que el Fondo Mercenario (digo, monetario) Infam..Internacional intervenga, para que se haga pasar por una hermana de la caridad, por un ángel guardián, por Superman o cualquier otro héroe de Serie B, "debe" verse en la "penosa necesidad" de exigirle a la víctima (a Grecia) que REAJUSTE todo. Ese es el punto 2)
(Breve paréntesis. Desde la ola neoliberal Thatcher-Reganita a principios de los años ochenta, el FMI se ha divertido jodiendo economías, y permitan que me ponga dogmático y poco analítico. Resulta que en distintas ocasiones el Fondo ha recomendado reajustes estructurales de las finanzas públicas de distintos países para asegurarles préstamos -a intereses bastante injustos- y, por lo tanto, líneas de crédito simpáticas a mediano plazo. El Fondo se basa comúnmente en las calificaciones que instituciones como Goldman Sachs presenta, pero también en estudios propios que, tristemente, obvian olímpicamente condiciones sociales y de bienestar muy importantes. El Fondo suele recomendar recortes del gasto público en sectores tales como educación y salud, pensiones y salarios, infraestructura básica e investigación con el objetivo de ajustar los balances de gasto y deuda. El argumento que siguen es que con números bonitos un país puede negociar más y mejores préstamos -y hundirse en el remolino de deudas que siempre irán in crescendo. México es una víctima recurrente: hoy día tenemos una línea de crédito sana y confiable, pues hemos hecho todo lo posible por caer en picada cada que hay crisis: subir impuestos, subir precio de gasolina, subir precio de tantas cosas. Claro, la gente puede estar muriéndose, pero ¡Tenemos crédito!).

Ahora sí,
2) De forma muy escueta, dividamos el panorama político griego en centro derecha (que gobernó durante los últimos años), centro izquierda (que está a la cabeza del gobierno actual desde hace unos ocho meses con Giorgios Papandreus), derecha nacionalista o extrema derecha y, finalmente, izquierda o izquierda radical. Como en casi todas las democracias actuales, los postulados de los dos partidos más grandes, tendientes al centro, suelen coincidir. Quizá sea más una percepción que una realidad, pero eso no evita la idea subjetiva entre los griegos de que ambos partidos (centro izquierda y centro derecha) han sido profundamente irresponsables durante los últimos años en materia financiera. Si alguien tiene que resolver el asunto, son ellos. Esa unidad entre ambos partidos, repito, quizá sólo en la percepción colectiva, se disolvió recientemente, al punto que cuando el parlamento griego votó (y aceptó) recibir el paquete financiero de la UE y el FMI, el partido de centroizquierda (PASOK) no contó con los votos del centroderecha, quien curiosamente votó en la misma dirección que la izquierda.
Pero, ¿qué implica este famoso plan de rescate financiero? ¿Cuál es realmente el problema? Primero que nada, debemos coincidir en un punto: las finanzas griegas están hechas mierda desde hace un par de años. La crisis fue inclemente, cierto, pero también hay una larga historia de corrupción e irresponsabilidad presupuestaria. Hay algunas características de la economía griega que son quizá poco modernas: la edad de pensión es a los 60 años para las mujeres y 65 para los hombres, llegando incluso a los 45 para algunos burócratas. En corrupción desaparecen uno 750 millones de euros al año y la cantidad de burócratas es tan grande que incluso es incierta (conocemos esas historias en México también). Por distintas razones, Grecia ya no tiene dinero. Bien, aceptemos esa realidad. En seguida, ¿qué proponen las instituciones externas?
El FMI aprovecha la precaria condición de Grecia, su estado de crisis, para arrojarse sobre ella y destrozarla. Es básicamente un procedimiento común: "Hola, me llamo FMI y te puedo prestar muchos millones. Sé que fui creado con objetivos de desarrollo y reducción de inequidades entre los países, pero esos tiempos quedaron atrás y ahora me interesa trabajar como cualquier banco. Te prestaré entonces tantos millones pero con condiciones lapidarias y, además, te exigiré que remodeles a mi gusto tu sistema financiero y monetario. ¿Injerencia en tu soberanía económica? Puede ser, pero te garantizo que no tienes opción". Consecuencia, el partido en el poder se ve obligado, si seguimos su propia argumentación, a aceptar los dineros del Fondo y de la Unión Europea, a sabiendas que NO están trabajando como supuestamente deben hacerlo, sino que aprisionan a Atenas con altísimas tasas de interés -sólo por poner un ejemplo, de los 150 mil millones de euros que prestarán ahora, 9 mil millones tienen que volver en un mes, y eso es sólo ¡intereses!.

¿Qué implica el plan de reajuste? (Según lo que leí en Le Monde)
Intentemos hacer una lista.
-Eliminar lo que en México conocemos como aguinaldo y, además, suprimir el 13° mes de salario en la jubilación -momento en el que la pensión es menor al salario convencional, pues ya sufrió una rebaja de 16%.
-Incrementar el IVA a 23%. Someter la gasolina a un impuesto extra de 10%, tasar tabaco y alcohol.
-(Esta me parece muy grave) Eliminar la ley que prohibía a las empresas privadas despedir a más de 2% de su fuerza laboral en un periodo dado (generalmente un mes). Significa que si una empresa quiere, podrá expulsar a 25% de sus empleados.

El plan de reajuste mina las facultades del estado griego para garantizar un mínimo de empleo y seguridad social (pensiones) a su gente. Además, el Estado reducirá gastos en tantísimos sectores como le será posible MENOS en defensa. Y esto es algo impresionante: el FMI y la UE no exigieron en ningún momento que el ejército griego fuese sangrado, situación crítica si consideramos que de todos los países europeos de la OTAN, Grecia es el quemayor porcentaje del PIB destina a defensa.
Además, el FMI no insistió en un impuesto extra a los más ricos o a las empresas privadas cuyas ganancias se cuentan en millones de euros.

Y claro, la población salió a manifestarse. Aunque una parte de la opinión consideraba que el gobierno estaba maniatado y que, si no tenía un centavo en las arcas no podría hacer nada, gran parte de la población coincide en que este plan de reajuste es una nueva prisión para Grecia. Se trata de un acuerdo que hundirá al país en una mayor espiral de deudas.
La gente salió a las calles. Hubo paros generales, manifestaciones pacíficas, escenarios de violencia, tres muertos, marchas del silencio... por todos lados y de muchas maneras la gente criticó la decisión de su gobierno. Adiós a la soberanía fiscal, adiós a una cierta calidad de los servicios y garantías públicos.

La crítica quizá no sea únicamente dirigida al gobierno. Si es cierto que no tenían opción porque las arcas estaban en ceros y ya no quedaba tiempo para reformar independientemente el sistema fiscal y demás, entonces se entiende que hayan aceptado el pacto. Pero estamos hablando de un pacto que olvida los mayores impuestos a los ricos, a las grandes empresas y a los bancos. Es un pacto que no tiene propuestas alternativas para la continuidad de servicios públicos. Es un programa de reajuste que quiere tener números presentables en la macroeconomía pero que no es capaz de garantizar éxito a nivel micro.
Podemos acusar al gobierno griego por aceptar tremenda carga. Pero también debemos ser críticos contra las instituciones financieras que, sin escrúpulo alguno, formalizaron tal plan de reajuste pasándose por el arco del triunfo sus responsabilidades iniciales. ¿Por qué actúan tal cual como casas financieras y no como organismos de fomento al desarrollo?
La herencia del consenso de Washington persiste. Y lo peor es que la gran crisis mundial de 2008, de la que intentamos salir, no pareció servir de lección. ¿Se repetirán infinitamente los mismos errores? ¿De verdad no hay remedio contra la peste neoliberal de nuestros tiempos? ¿Dónde están Keynes y Marx cuando se les necesita?

1 comentario:

Aquiles Digo, antes Jordy dijo...

Queridísimo Diego,

Siempre es un gusto y un placer leerte. En esta ocasión, además, fue impresionante la claridad y la manera tan pedagógica como expones, aderezado todo con buenas y atinadas opiniones, un problema económico, político y social tan complejo. Por lo que entiendo, Grecia no tenía realmente ninguna alternativa de acción. Queda, quizá como única esperanza para los descendientes de Pericles, que no es lo mismo sobrellevar una crisis económica en África o Latinoamérica que en Europa.

Te mando un abrazo muy fuerte. Te debo una respuesta a ese correo de felicitación. Hay varias cosas que me gustaría mucho contarte. ¡Saludos!