jueves, 27 de mayo de 2010

Divídete y vencerás...ojalá




Tenemos que afrontar la inviabilidad de muchos Estados en el Mundo. Tenemos que soportar masacres, migraciones forzadas, pobreza crónica y desnutrición catastrófica porque, entre otras cosas, nuestras instituciones internacionales, basadas en parámetros y conceptos filosóficos y políticos que quizá han caducado, se niegan a dejar de guiarse por el principio de un Sistema Internacional compuesto por Estados. Peor aún, se niegan a aceptar que los principios que han defendido abiertamente en algunos sitios han sido bloqueados por estas mismas instituciones en otros lugares. Por diversas razones, los organismos mundiales aceptaron que las diversas nacionalidades de la Europa del Este y Sudeste hicieran de la ex-Yugoslavia y la ex-URSS un colorido y en ocasiones catastrófico mosaico. Sin embargo, la atomización en África por cuestiones étnicas o de otro tipo es prácticamente un tabú en las salas de grilla y cabildeo de estas poderosas (y no tan poderosas) instituciones globales. La respuesta ha sido siempre no. En Biafra, en el Kivú, en Somaliland, en Kurdistán, en Tamil-Sri Lanka... incluso en Palestina, la respuesta ha sido siempre no, niet, nein, jodéos.
Hoy convulsiono mis neuronas entorno a la situación en el Sudán. Por primera vez en África desde la descolonización, un país podría nacer en condiciones legítimas para, e incluso fomentadas por, la comunidad internacional y como resultado de una relativa transición pacífica. Estrictamente hablando no será el primer Estado nacido en África más allá de las querellas de descolonización porque Eritrea se unió al grupo de países que son reconocidos (porque hoy día no basta con existir) porque, después de una cruel guerra contra Etiopía, se acordó que sí había todavía razones de coyuntura colonial que eran plausibles para el caso. En lo que respecta a la posible división del Sudán, es imprescindible recalcar el adjetivo relativa en "transición pacífica" porque no podemos obviar que hasta hoy día en Sudán han muerto centenas de miles de individuos por culpa de una guerra interminable entre un gobierno dictatorial y racista y movimientos de resistencia e independencia armados en defensa propia. También, más de tres millones de personas -inocentes- son ahora refugiados a causa de esta horripilante guerra.
Antes de seguir, les cuento qué me inspiró a escribir esto hoy.

Anoche, miércoles, aquéllo que en Berlín ya no resulta extravagante sucedió. Simplemente estaba revisando un par de tableros informativos sobre los horarios de trenes madrugadores con Nicolás, el quebecoá más políglota de Berlín, cuando nuestra pequeña conversación en francés nos delató. De inmediato un señor nos preguntó -idem en franchute- si podía ayudaros en algo. Y por qué no. Resulta que sabía mejor que nosotros qué tipo de transporte nocturno tomar hacia nuestros respectivos destinos. Trajeado de negro con una camisa de cuello de tortuga y un pañuelo cuidadosamente doblado en su bolsa frontal, el señor se delató por la bandera de la República Democrática del Congo en su solapa. Un vaso de plástico que contenía vino y que incuestionablemente había provocado su ligero estado de ebriedad desentonaba con su finísimo traje. Comprendimos pronto que, después de pedir asilo político en Alemania (aunque admito que no entendí si lo consiguió o no), comenzó a trabajar para la embajada de su país en Berlín, empleo que le permite mantenerse en un bonito departamento al borde del río, en pleno centro de la capital prusiana.

Lo anterior viene a cuento por dos razones. La primera es el detalle de la demanda de asilo. La segunda, el hecho de que este amable señor pasara un miércoles en la noche "bebiéndose" el presupuesto de su paupérrima patria, lo cuál no juzgaré, pero que no deja de ser interesante para la enervante contradicción entre la pobreza de millones y el despilfarro de pocos (sin concluir necesariamente que ese fuese el caso de este señor, pero sí es el de muchos diplomáticos, hombres de negocios y chantajistas profesionales en todo el Mundo en Desarrollo).
A primera vista no hay relación alguna con el tema del Sudán y la anécdota chabacana del congolés en Berlín. No importa. Si no la hay, al menos ya se las conté. Sólo voy a precisar que los millones de refugiados que provocó (provoca) el conflicto en Sudán son una imagen clara de lo que ha sucedido en muchísimos países de África y que en muchas ocasiones una de las opciones para la gente es la solicitud de asilo en un país extranjero (y de preferencia rico, aunque no es requisito: en México DF, 48% de las personas con estado de asilado político son congoleses...). El señor del Congo nos dijo que originalmente venía del Kasaï, una provincia central de la RDC. En un descuido -pero no me animé a averiguarlo-, este señor no tiene ningún "malentendido" con autoridades de su país (es más, trabaja para su país), por lo que la solicitud de asilo quizá la haya hecho basándose en criterios socio-económicos... en fin, dejemos al congolés en paz. El asunto de los diplomáticos y demás funcionarios que se pasean por el Mundo gastándose indiscriminadamente el presupuesto nacional, aunque esté justificado -también en México nuestros diplomáticos ganan de manera inversamente proporcional al trabajo realizado-, se relaciona con la situación del Sudán porque es un ejemplo más de aquéllos sectores de las burocracias africanas que se pueden dar el lujo de saltarse todo tipo de reglas. Son completamente ilegítimos pero tienen poder y recursos (lléguenle al Neopatrimonialismo) y no pueden ser controlados por ninguna institución de su país porque sus estados suelen estar sumidos en crisis estructurales muy profundas.

Bien, vamos a Sudán. Desde 1989 Omar al-Bashir controla con puño de hierro al empobrecido país (pero cuna de reservas petrolíferas envidiables: los chinos invierten al por mayor sin preocuparse mucho por la situación humanitaria), claro está, después de un golpe militar. Para no dejar de hacer el repaso más breve del planeta sobre la historia reciente de Sudán, digamos rápido y generalizando que Al-Bashir ha gobernado para una minoría árabe (y en menor medida, para una parte de la población que es musulmana pero no árabe) y en contra de una mayoría "africana" (es decir, cientos de grupos étnicos), y sobre todo en contra de poblaciones cristianas o no musulmanas. Hay, además, tensiones entre grupos por la organización tradicional de la economía (pastoreo, agricultura, comercio y la incipiente industria petrolera). Seamos todavía más concisos y digamos que el conflicto entre ambas partes lleva, más o menos, 50 años de existencia, básicamente porque Sudán nació como resultado de un acuerdo egipcio-británico (más bien británico) que creó un enorme estado colchón en medio de la nada (es el país más grande del continente) pero que no tomó en consideración las diferencias étnico políticas de su gente.

Pero lo que importa en este pequeño texto es el futuro, así que vamos al Sudán del Sur. En el siguiente mapa hurtado a The Economist apreciarán, amables lectores, la sencilla localización geopolítica de los dos conflictos más fuertes del Sahara en este siglo XXI: Darfur y Sudán del Sur.




Sudán del Sur, con unos 650,000 kilómetros cuadrados, es casi tan grande como Ucrania (o, si prefieren , una tercera parte de México) y tiene una población que va entre los 8 y los 13 millones (comprenderán que la labor estadística en esta zona de guerra es titánica y heroica, pero poco precisa). El conflicto armado, que lleva ya muchos años, llegó a un impasse en 2005 cuando las autoridades del Sudán "grande", presionadas por una comunidad internacional pobremente interesada, firmaron con los distintos movimientos políticos y militares del Sudán del Sur un Acuerdo Comprensivo de Paz (CPA en inglés) en el que reconocían cierto grado de autonomía al gobierno de facto de la región. La complicación entre los interlocutores de Al-Bashir no es menor, pues el movimiento político (SPLM en inglés) y el militar (SPLA) no coinciden necesariamente en todo -aunque originalmente luchan, eso sí, por un Sudán del Sur independiente. La incomprensión entre ambos ha sido aprovechada hábilmente por Al-Bashir en distintas ocasiones y ha permitido el aislamiento de la región.

El ACP no garantiza, en la práctica, gran cosa. Se trata de un plan de acción conjunta (whatever it means) para transferir paulatinamente aquéllas funciones administrativas con las que Juba pueda contar. Mientras, la violencia, la pobreza, la inseguridad y la incertidumbre continúan.
Los procesos electorales nacionales, siempre amañados, han excluido olímpicamente a la población del Sur con trampas de empadronamiento, coerción y miedo. PERO hay esperanza (ya vamos llegando al meollo).


Hace relativamente poco (unos 18 meses quizá), La Corte Penal Internacional en la Haya solicitó la comparecencia del presidente sudanés. No se trata, por supuesto, de una amenaza de calibre suficiente como para poner a un líder a reflexionar -de hecho, al principio Al-Bashir se rió en la cara de los países crédulos que lo llamaban a comparecer-, pero a lo largo de los últimos meses (y sin Bush en la Casa Blanca, hay que decirlo), Bashir se ha quedado cada vez más solo y aislado. Otros países árabes son más bien críticos de sus métodos trogloditas mientras que la comunidad internacional se pregunta, ahora sí, por qué no habían intervenido antes en Sudán. El caso es que después de presiones indirectas y ciertas amenazas más concretas (como un bombardeo estadunidense en el centro del país hace poco menos de un año) el gobierno de Bashir cedió a una petición que lleva ya algunos años cociéndose: un referéndum para la independencia del Sudán sureño.

La gran noticia ha provocado cierta euforia. Es comprensible, pero sería ingenuo pensar que basta. Sin duda, si el próximo año todo sale bien, el referéndum tendrá lugar y los resultados serán positivos a la separación del Sudán del Sur. Pero los retos apenas comenzarán.

Lo que está en cuestión es la idea misa del Estado funcional en África. ¿Con qué herramientas explícitas nacerá el futuro Estado? ¿Será capaz de crear y mantener cierta infraestructura, control sobre el territorio, legitimidad ante la población? ¿Quién tomará qué funciones a cargo? Y no sólo está la cuestión "práctica". Debemos ser críticos con la tradicional aceptación de que los Estados en África deben existir y ser poco flexibles porque eso es lo mejor para el Sistema Internacional. ¿Es eso cierto? ¿Por qué debemos mantener la idea de que el Estado en sí como construcción retórica basta si la comunidad internacional no es capaz de mantenerlo en pie?

Soy partidario del Estado desde una óptica neomarxista más o menos liberal. Esto es, un Estado fuerte, legítimo, activo y eficaz que promueva y controle el desarrollo económico y humano, así como la apertura política y social total. No concuerdo con las posturas más liberales o socialdemócratas del estado regulador o vigilante. Pero eso es harina de otro costal. Lo importante es que en la discusión teórica sobre el Estado en África no podemos reducir su mera existencia a entidades que tan sólo cuentan con el reconocimiento internacional pero que son incapaces de ejercer hacia adentro cualquiera de esas cosas que dije hace un par de líneas: son ilegítimos porque no tienen control alguno sobre la actividad económica y, aunque ésta crezca, el provecho es para pocas manos; no son fuertes porque no tienen instituciones políticas ni económicas, principalmente porque desde los 80's la comunidad internacional ha insistido en que tengamos estados "espectadores" y pasivos: nada de supervisión económica; nada de injerencia en el reparto de bienes que para eso está el mercado.
Sometidos a condiciones financieras, muchos estados africanos debieron adoptar este rol de espectador ante las presiones externas. Después de ello, ni creció la economía a ritmos esperados ni se repartió la riqueza. Tampoco se democratizaron las sociedades (porque, además, el concepto de democracia ha sido pisoteado hasta reducirlo al proceso electoral y al "mercado" político).

Apreciar el nacimiento de un Estado en África como podrá serlo el Sudán del Sur el año próximo implica, primero que nada, reconsiderar qué expectativas tiene el Sistema Internacional de estos nuevos Estados. ¿Será capaz el Mundo de permitir el fortalecimiento de los Estados también en el terreno económico sin consideraciones neoliberales? Si somos realistas, no.
Un nuevo Estado en África debiera poder ser legítimo y eficaz como lo fueron los nuevos estados europeos en los años noventa. No puede ser una débil creación territorial ni "étnico nacionalista" (no hay, por ejemplo, un sólo grupo étnico que reclame la nacionalidad "sudsudanesa"). Habrá que ser conscientes de las necesidades del nuevo estado: burocracia, infraestructura, democracia, economía planificada, limitación de los agentes privados ésta...
Lo bueno, desde el optimismo que irradio (já), es que después de la crisis económica hay esperanza para creer que estamos nuevamente dispuestos a tomar en cuenta Estados activos en esos campos. No es la idea de las grandes organizaciones financieras mundiales, pero puede que sí lo sea en algunas capitales de los países emergentes, por lo que el Sudán del Sur deberá ser muy cuidadoso al solicitar ayuda y consejo. No será siempre bien aconsejado ni por unos ni por otros, pero sería cruel dejarlo a merced de los órganos financieros internacionales. Menos cruel -y espero que más adecuado- sería empujarlo a la cooperación con países grandes como India, Brasil o Sudáfrica, y a los "buenos ejemplos" de su propio continente, como Botswana, Senegal o incluso Ghana.



viernes, 7 de mayo de 2010

Hincarse al ver venir la tormenta y aún así perecer


En lo que va de 2010 los sindicatos y asociaciones civiles griegas han organizado, al menos, tres días de huelga general. Cada una de ellas implicó una pausa inquebrantable en todos los servicios públicos (y por consecuencia también en algunos privados), excepto el mínimo necesario para la asistencia -como los hospitales, por ejemplo. Llamar a huelga nacional es sin duda una tarea titánica, pero más arduo todavía es hacer de ella una realidad. Es banal, pero crítico, porque en países como el nuestro las huelgas generales son casi una ilusión. En cambio, varias veces hemos leído en la prensa que los países europeos conocen las artes secretas del paro organizado y nacional.

Sea como sea, lo que hoy lanzo al ruedo es el caso preciso de Grecia. Advierto con anticipación que de economía yo no sé prácticamente nada, pero intentaré remontar esa carencia para presentarles una breve reflexión sobre el panorama actual: una terrible crisis financiera que amenaza con aplastar a un país clave en el futuro de las finanzas europeas -y quizá mundiales- y sus implicaciones para la población.

Como leímos todos desde 2008, el "principal" problema de la economía mundial fue la hiperactividad con la que se edificaron burbujas imaginarias de crédito y valores financieros. Esa alberca de dinero -¡de mil billones de dólares!- no representaba necesariamente el valor real de los activos y pasivos de la economía del planeta. La especulación se alzó como la mayor fuente de alimentación de esta catastrófica alberca, pero fue evidentemente incapaz de detenerse a tiempo y de evitar la debacle financiera. Cuando se acabaron los créditos privados porque fueron degradados, algunos estados con importantes reservas internas salieron al rescate de sus bancos y los realimentaron con tal de que no se declararan en bancarrota. Otros gobiernos, también con grandes reservas pero con economías endebles, tuvieron que vender parte de éstas para evitar que sus divisas se hundieran (todavía más) frente a un dólar recién fortalecido -sí, México-, operación que no evitó caer 10% en la escala del PIB.

Evidentemente, ese no fue el principal problema. Sin duda habrá que repetir lo ya dicho: el capitalismo como proceso de acumulación de riquezas en el globo es responsable de desigualdades y malos repartos, además de consistir en un modo de producción expuesto a ciclos trágicos (a crisis, pues) de los cuáles nunca se repone completamente. En fin, no será el punto aquí profundizar esa idea. Vámonos a lo que truje.
En Grecia, la crisis financiera destapó una larga lista de pendientes. En primer lugar, siempre desde la óptica de las grandes instituciones financieras mundiales (liberales todas), evidenció un déficit fiscal profundo, lo cual no sólo es malo para el desempeño económico sino que, encima, atenta contra las expectativas económicas de la Unión Europea. Además del déficit presupuestal, la deuda interna de Grecia equivalía a un porcentaje elevadísimo del PIB (creo que superaba fácilmente 100%). Mientras que el déficit presupuestal, según las "recomendaciones" de la Unión Europea no debe ser mayor a 3%, en Grecia éste es de 13.6%. Prácticamente ningún país respeta el límite de 3% (en Francia, por ejemplo, el déficit fiscal es de 7,9%). Pero en Grecia el problema es presentado desde otros enfoques. Para empezar, se acusa a Atenas de permitir gobiernos irresponsables en materias de gasto (demasiado dinero en pensiones y en salarios, demasiado gasto público en general), además de favorecer la corrupción y el clientelismo. En segundo lugar, Grecia está en la mira de las instituciones mundiales crediticias, pues han observado, desde hace unos meses, que Grecia difícilmente paga a tiempo sus deudas. Resultado, la calificación de los bonos de deuda griegos han sido degradados a bonos basura. Eso ha creado, a su vez, un torbellino de miedos y nuevas especulaciones entre los bancos y bolsas europeas. Hay, básicamente, dos cosas en juego. La primera, europea, es salvaguardar la firmeza y el prestigio del Euro. La segunda, la griega, mantener el rumbo económico. Desgraciadamente, en esta segunda prioridad se mantiene marginada la preocupación social.

1) El Euro está pasando por uno de sus peores momentos. Hace muchos años que había mantenido niveles cambiarios muy altos frente al dólar y la libra esterlina, condición que mejoró las importaciones en conjunto de la UE -aunque debilitó un poquitín sus exportaciones. El turismo en Europa no decreció pese a que el Euro llegó a ser realmente prohibitivo (piensen en México: hasta hace unos meses, un Euro se cotizaba en 20 pesos; hoy día está en 16,50 y podría estar más bajo de no ser por la falta de firmeza de nuestra propia moneda que, a la primera oportunidad, pierde fuerza contra el dólar). El caso es que ahora el Euro naufraga. Y para mantener un mínimo de estabilidad monetaria y financiera en la región, los principales países salen al quite. Alemania, el principal de los principales, pasó por un proceso largo de discusión para, al final, consentir en apoyar al Euro (y ante los medios ese énfasis ha sido muy importante: "Nosotros ayudamos al Euro, por lo tanto a Europa, por lo tanto a Alemania y a los alemanes; nada de caridad y condescendencia con Grecia". De los 150 mil millones de euros que Grecia recibirá, una quinta parte viene de Berlín. Honestamente no sé qué proporción sea del resto de la UE, pero no debe ser mucho mayor, pues lo que falta lo pone el Fondo Monetario Internacional.
Y ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Para que el Fondo Mercenario (digo, monetario) Infam..Internacional intervenga, para que se haga pasar por una hermana de la caridad, por un ángel guardián, por Superman o cualquier otro héroe de Serie B, "debe" verse en la "penosa necesidad" de exigirle a la víctima (a Grecia) que REAJUSTE todo. Ese es el punto 2)
(Breve paréntesis. Desde la ola neoliberal Thatcher-Reganita a principios de los años ochenta, el FMI se ha divertido jodiendo economías, y permitan que me ponga dogmático y poco analítico. Resulta que en distintas ocasiones el Fondo ha recomendado reajustes estructurales de las finanzas públicas de distintos países para asegurarles préstamos -a intereses bastante injustos- y, por lo tanto, líneas de crédito simpáticas a mediano plazo. El Fondo se basa comúnmente en las calificaciones que instituciones como Goldman Sachs presenta, pero también en estudios propios que, tristemente, obvian olímpicamente condiciones sociales y de bienestar muy importantes. El Fondo suele recomendar recortes del gasto público en sectores tales como educación y salud, pensiones y salarios, infraestructura básica e investigación con el objetivo de ajustar los balances de gasto y deuda. El argumento que siguen es que con números bonitos un país puede negociar más y mejores préstamos -y hundirse en el remolino de deudas que siempre irán in crescendo. México es una víctima recurrente: hoy día tenemos una línea de crédito sana y confiable, pues hemos hecho todo lo posible por caer en picada cada que hay crisis: subir impuestos, subir precio de gasolina, subir precio de tantas cosas. Claro, la gente puede estar muriéndose, pero ¡Tenemos crédito!).

Ahora sí,
2) De forma muy escueta, dividamos el panorama político griego en centro derecha (que gobernó durante los últimos años), centro izquierda (que está a la cabeza del gobierno actual desde hace unos ocho meses con Giorgios Papandreus), derecha nacionalista o extrema derecha y, finalmente, izquierda o izquierda radical. Como en casi todas las democracias actuales, los postulados de los dos partidos más grandes, tendientes al centro, suelen coincidir. Quizá sea más una percepción que una realidad, pero eso no evita la idea subjetiva entre los griegos de que ambos partidos (centro izquierda y centro derecha) han sido profundamente irresponsables durante los últimos años en materia financiera. Si alguien tiene que resolver el asunto, son ellos. Esa unidad entre ambos partidos, repito, quizá sólo en la percepción colectiva, se disolvió recientemente, al punto que cuando el parlamento griego votó (y aceptó) recibir el paquete financiero de la UE y el FMI, el partido de centroizquierda (PASOK) no contó con los votos del centroderecha, quien curiosamente votó en la misma dirección que la izquierda.
Pero, ¿qué implica este famoso plan de rescate financiero? ¿Cuál es realmente el problema? Primero que nada, debemos coincidir en un punto: las finanzas griegas están hechas mierda desde hace un par de años. La crisis fue inclemente, cierto, pero también hay una larga historia de corrupción e irresponsabilidad presupuestaria. Hay algunas características de la economía griega que son quizá poco modernas: la edad de pensión es a los 60 años para las mujeres y 65 para los hombres, llegando incluso a los 45 para algunos burócratas. En corrupción desaparecen uno 750 millones de euros al año y la cantidad de burócratas es tan grande que incluso es incierta (conocemos esas historias en México también). Por distintas razones, Grecia ya no tiene dinero. Bien, aceptemos esa realidad. En seguida, ¿qué proponen las instituciones externas?
El FMI aprovecha la precaria condición de Grecia, su estado de crisis, para arrojarse sobre ella y destrozarla. Es básicamente un procedimiento común: "Hola, me llamo FMI y te puedo prestar muchos millones. Sé que fui creado con objetivos de desarrollo y reducción de inequidades entre los países, pero esos tiempos quedaron atrás y ahora me interesa trabajar como cualquier banco. Te prestaré entonces tantos millones pero con condiciones lapidarias y, además, te exigiré que remodeles a mi gusto tu sistema financiero y monetario. ¿Injerencia en tu soberanía económica? Puede ser, pero te garantizo que no tienes opción". Consecuencia, el partido en el poder se ve obligado, si seguimos su propia argumentación, a aceptar los dineros del Fondo y de la Unión Europea, a sabiendas que NO están trabajando como supuestamente deben hacerlo, sino que aprisionan a Atenas con altísimas tasas de interés -sólo por poner un ejemplo, de los 150 mil millones de euros que prestarán ahora, 9 mil millones tienen que volver en un mes, y eso es sólo ¡intereses!.

¿Qué implica el plan de reajuste? (Según lo que leí en Le Monde)
Intentemos hacer una lista.
-Eliminar lo que en México conocemos como aguinaldo y, además, suprimir el 13° mes de salario en la jubilación -momento en el que la pensión es menor al salario convencional, pues ya sufrió una rebaja de 16%.
-Incrementar el IVA a 23%. Someter la gasolina a un impuesto extra de 10%, tasar tabaco y alcohol.
-(Esta me parece muy grave) Eliminar la ley que prohibía a las empresas privadas despedir a más de 2% de su fuerza laboral en un periodo dado (generalmente un mes). Significa que si una empresa quiere, podrá expulsar a 25% de sus empleados.

El plan de reajuste mina las facultades del estado griego para garantizar un mínimo de empleo y seguridad social (pensiones) a su gente. Además, el Estado reducirá gastos en tantísimos sectores como le será posible MENOS en defensa. Y esto es algo impresionante: el FMI y la UE no exigieron en ningún momento que el ejército griego fuese sangrado, situación crítica si consideramos que de todos los países europeos de la OTAN, Grecia es el quemayor porcentaje del PIB destina a defensa.
Además, el FMI no insistió en un impuesto extra a los más ricos o a las empresas privadas cuyas ganancias se cuentan en millones de euros.

Y claro, la población salió a manifestarse. Aunque una parte de la opinión consideraba que el gobierno estaba maniatado y que, si no tenía un centavo en las arcas no podría hacer nada, gran parte de la población coincide en que este plan de reajuste es una nueva prisión para Grecia. Se trata de un acuerdo que hundirá al país en una mayor espiral de deudas.
La gente salió a las calles. Hubo paros generales, manifestaciones pacíficas, escenarios de violencia, tres muertos, marchas del silencio... por todos lados y de muchas maneras la gente criticó la decisión de su gobierno. Adiós a la soberanía fiscal, adiós a una cierta calidad de los servicios y garantías públicos.

La crítica quizá no sea únicamente dirigida al gobierno. Si es cierto que no tenían opción porque las arcas estaban en ceros y ya no quedaba tiempo para reformar independientemente el sistema fiscal y demás, entonces se entiende que hayan aceptado el pacto. Pero estamos hablando de un pacto que olvida los mayores impuestos a los ricos, a las grandes empresas y a los bancos. Es un pacto que no tiene propuestas alternativas para la continuidad de servicios públicos. Es un programa de reajuste que quiere tener números presentables en la macroeconomía pero que no es capaz de garantizar éxito a nivel micro.
Podemos acusar al gobierno griego por aceptar tremenda carga. Pero también debemos ser críticos contra las instituciones financieras que, sin escrúpulo alguno, formalizaron tal plan de reajuste pasándose por el arco del triunfo sus responsabilidades iniciales. ¿Por qué actúan tal cual como casas financieras y no como organismos de fomento al desarrollo?
La herencia del consenso de Washington persiste. Y lo peor es que la gran crisis mundial de 2008, de la que intentamos salir, no pareció servir de lección. ¿Se repetirán infinitamente los mismos errores? ¿De verdad no hay remedio contra la peste neoliberal de nuestros tiempos? ¿Dónde están Keynes y Marx cuando se les necesita?

domingo, 2 de mayo de 2010

Primero de Mayo en Berlín





Todo salió bien, incluso como previsto. Cada año las organizaciones socialistas, comunistas, autonomistas, antifascistas y anarquistas se manifiestan en Berlín, el 1ero de mayo, exigiendo un cambio radical del sistema económico internacional capitalista. Algunas reivindicaciones paralelas, como el autogobierno en Kreuzberg (barrio berlinés que es siempre el escenario principal de esta marcha) o la prohibición de partidos y organizaciones neo-nazis, acompañan la gran manifestación. Por otro lado, Kreuzberg se vista de fiesta ese mismo día, y todo ello por diferentes razones que aquí van.

Durante la época del bloqueo total de Berlín por los soviéticos en 1947, tiempo durante el cuál los gringos y británicos organizaron el famoso puente aéreo que proveió de bienes a Berlín del Oeste, Kreuzberg quedó relegado como vieja barriada obrera y recibió relativamente poca atención. Resulta que Kreuzberg, aunque siempre fue Berlín del Oeste, está geográficamente "apeninsulado" en Berlín del Este. Por tres de sus cuatro bordes estaba rodeado por el Muro. Su población, siempre obrera antes y durante la Segunda Guerra, fue rápidamente mezclándose con las nuevas olas de inmigrantes que arribaron a Berlín a partir de 1960. Turcos en su mayoría, pero también ex.yugoslavos, griegos, búlgaros, polacos y, poco a poco, árabes y rusos.
Kreuzberg, desde entonces, es un barrio multicultural, "pobre" y dinámico. Es hogar también de viejos "sesentayochistas" y hippies trasnochados, así como de intelectuales radicales (a izquierda, claro), estudiantes comprometidos y artistas alternativo-pedantes.
Ese cóctel es explosivo. Todos los años se organiza una gran marcha que exige un cambio total de los valores y preconizaciones económicas. Una buena parte del grupo está genuinamente compuesta por gente a la izquierda, digamos que en su mayoría politizada. Y no me refiero a esa izquierda que no es izquierda porque está muy al centro o muy poco comprometida (la socialdemocracia de hoy), ni tampoco a esa que no lo es porque se quedó en el viaje equivocado (los estalinistas dictatoriales, poco marxistas y nada sensatos). Me refiero a esa izquierda más o menos comprometida y sincera. Socialistas, demócratas sociales (de antaño, i.e, no de los partidos políticos de hoy), anarcosindicalistas y uno que otro grupo idealista de antifascistas.
Bien, pues todos ellos destacan por una participación pacífica y coherente. No al capitalismo, no vamos a dejar tampoco que se privaticen (vendan) los edificios de la zona y sus departamentos; exigencias de trabajo justo para todos y en todos lados, fin al neocolonialismo de las transnacionales, fin al experimento financiero capitalista que dio origen a la crisis... Por todos lados llegan exigencias y demandas profundas contra un sistema que todos sabemos cuánto ha fallado.
Lo "radical" de la protesta lo encabezan pequeños grupos anarquistas con pretensiones de guerrilla urbana. Su exigencia número uno es poner fin al uso del poder por parte del Estado mediante la policía, ergo, su blanco principal es ésta. El ataque nunca es paritario (los polis van armados, la gente no), y es más bien una breve escaramuza que se prolonga en la medida en que no haya heridos graves: si llegase a haber policías gravemente heridos, o muertos, todo terminaría en un santiamén, quizá con mucha violencia de por medio.


Esto fue lo que pasó ayer.


Todo comenzó mucho más temprano que de costumbre pues, por primera vez desde 2004, los grupos neonazis organizaron una manifestación en el norte de la ciudad.
El punto de reunión, a las nueve de la mañana, al que confluyeron los distintos grupos antifascistas y ciudadanos de a pie, fue un alegre andén de metro. Ahí llegué yo puntual para hacerle frente a la incontestable realidad: a casi ningún estudiante de intercambio en Berlín le interesa bloquear nazis. Ahí nos repartieron información más o menos precisa sobre la ruta que pensaban seguir los neofascistas y de los puntos de bloqueo planeados. Fue interesante constatar cómo la organización de una marcha en Berlín es tan sencilla y a la vez precisa. Nada de grandes ladridos desde alguna tarima para convocar a los acarreados: más bien, familias, jóvenes y hasta gente mayor que confluyen por voluntad propia. Tomé solo el metro (aunque solo es un decir, pues había unas cuatrocientas personas conmigo que iban a la manifestación) hasta la estación en cuestión. Ahí encontré al buen Nicolás, canadiense políglota y estudiante de intercambio, igual que yo, que junto con algunas chicas francesas que luego nos alcanzaron confirman la excepción a la regla antes mencionada.Pronto se dividió la marcha en distintos grupos de tal suerte que pudiésemos todos intentar bloquear, desde puntos distintos, la marcha nazi. Antes de continuar, habrá que hacer un breve paréntesis. Es cierto que aquí en Alemania la gente se refiere indistintamente a los grupos de extrema derecha como nazis, neonazis o fascistas, pero hay que precisar un par de cosas.
1) La Constitución alemana prohíbe el uso de símbolos y eslóganes de la época nazi y, por lo tanto, es ilegal manifestarse por las calles con esvásticas, cruces gamadas o demás símbolos hitlerianos. Sin embargo, las nuevas organizaciones de extrema derecha, con nuevas banderas y nuevos nombres, tienen igual derecho a manifestarse como cualquier otro grupo social o político. Su demanda principal, utilizando también el primero de mayo, es el respeto al "trabajo alemán", lo que significa sin mayores rodeos que pugnan por leyes antiinmigrantes, por diferenciaciones estrictas entre alemanes y extranjeros y por un estado de excepción que aisle a los migrantes. Son grupos tremendamente intolerantes y violentos, pues en distintas ocasiones agreden a jóvenes de origen extranjero, a punks y a gente que se vea más bien de izquierda.
2) Hay un debate ético que se impone. ¿Es correcto entonces permitir manifestaciones de estos grupos? Basándonos en la democracia alemana, sí. Es importante que todo grupo social tenga derecho a manifestarse y expresarse, y eso no tiene vuelta de hoja. Lo que sin duda queda en suspenso es determinar qué derecho tienen otros grupos sociales para intentar bloquear una manifestación. Ahí es donde la puerca tuerce el rabo. Por un lado, la derecha argumenta que no tenemos ningún derecho en bloquear una manifestación de los radicales porque no están siendo violentos, y que si en todo caso llegasen a serlo, entonces la policía intervendría. Sin embargo, su propia organización política y social es violenta, aunque sea de manera pasiva. Son intolerantes e irrespetuosos frente a extranjeros y frente a grupos de izquierda. La izquierda reclama el derecho a bloquearlos justamente por que sus demandas son violentas, aún si la forma de exigirlas no lo sea (al menos en el caso de la manifestación).

Bien. Recién dividido nuestro grupo en dos distintos, emprendimos la marcha hacia donde eventualmente teníamos que organizar un primer bloqueo. Corrimos un poco para intentar llegar antes de la policía que ya bloqueaba todas las entradas a la avenida por la cual se manifestarían los nazis. Debimos, por lo tanto, hacer un primer rodeo de un par de cuadras (en lugar de caminar directamente por la avenida en cuestión) hasta llegar a una avenida con camellón que desembocaba en la que usarían los manifestantes neonazis. Nuestro grupo era variopinto: familias, ancianos e incluso un par de políticos del partido de izquierdas (Die Linke). La mayoría, sin embargo, éramos jóvenes de entre 15 y 30 años, muchos vestidos de negro y con intensiones de presión/resistencia un poco más rudas que las de una simple marcha. Así pues, en ese primer punto improvisamos en dos segundos una barricada minúscula con rejas que originalmente servían a la restauración de un edificio cercano. Algún imbécil prendió fuego a un poco de basura y se aseguró de que fuera una flama grande y constante. Otros corrieron a provocar con palabras a los policías para obligarlos a correr hacia la "barricada". Éstos respondieron y lograron empujar al suelo a un par de individuos más bien despistados (los que habían provocado o puesto fuego fueron más veloces en la retirada). Ese tipo de operaciones o "escaramuzas" se repitió varias veces a lo largo de la mañana.
El grupo debió seguir buscando por otras calles la manera de llegar a la mentada avenida y bloquearla. Sin embargo, pronto fue evidente que la mejor táctica sería hacer plantones relativamente amenazantes en los linderos de esa avenida para que los policías se vieran obligados a bloquearla, evitando cualquier enfrentamiento de nuestra parte contra los nazis. Así, cada que íbamos corriendo por las callejuelas que podían conducirnos a la avenida de los nazis íbamos forzando bloqueos por parte de la policía, lo que impidió, al final de cuentas, que los nazis llegaran lejos.
En concreto y para no hacerles el cuento largo, después de algunos momentos de actividad que se alternaban con pausas aburridísimas e incertidumbres babosas, el grupo se asentó en el cruce de dos grandes calles donde nos encontramos con muchos otros grupos. Ahí, unas dos mil personas impedíamos que policías o nazis intentaran forzar la marcha. Hubo música y las panaderías y demás tiendas del cruce hicieron su agosto. Pronto fue casi verbena popular y confluyeron los vecinos de la zona, lo cuál pronto diluyó el color negro predominante de los manifestantes originales. Eso fue como a las 11.30 am. Entre esa hora y las 14.30 estuvimos esperando a que llegara más información. Finalmente supimos que los otros bloqueos habían sido igual de exitosos que el nuestro y que la policía se había visto obligada a poner fin a la marcha de los nazis. En total eramos 10,000 en los tres o cuatro distintos bloqueos... y los nazis nunca fueron más de 600. Yo nunca vi uno sólo. Cuando vi las fotos esta mañana en internet descubrí que los nazis marcharon siempre rodeados y vigilados por la policía. Queda la pregunta: ¿por qué chingados la policía los protege desde el principio? Quizá es tan sencillo como porque son enorme minoría y temen que de veras les caiga encima una marabunta.

Todo eso fue medio excepcional. Lo que cada año siempre sucede, en el famoso Kreuzberg, empieza más tarde.
Nosotros fuimos ahí por ahí de las 15 horas y aprovechamos de la fiesta (en su mayoría turca) que se organiza en el barrio. Muchas calles quedan peatonales y hay vendimia de todo tipo de comida turco-berlinesa (muy buena), cervezas y música para todos los gustos. Nos fuimos a aplastar a un pequeño jardín cerca de donde la comunidad kurda bailaba al ritmo de la música de un kurdo retefamoso (para ellos; yo ni idea tenía de quién era). Ver la forma en que la comunidad turca se organiza y comporta en Berlín me ha provocado muchas reflexiones y comparaciones con los migrantes mexicanos en EU. Eso ya será materia de post posterior.
En esa farra callejera comimos y bebimos, importante preludio a la mística marcha.
Esta vez 20,000 personas manifestamos por las razones que les mencionaba arriba. Los métodos son iguales que en todos lados: pancartas, banderas, insignias, gritos al estilo "alerta!, alerta!, antifascista!" y demandas más concretas en contra del capitalismo. No fue una marcha larga: en una hora habíamos terminado y poco a poco una buena parte de la gente se fue dispersando. Seguimos, un poco por curiosidad y un poco por distracción, a los grupos anarquistas. Ahí es donde la cosa se pone más caliente. Estábamos todos a la espera en un pequeño parque triangular, bordeado siempre por edificios. En su parte sur, por donde llegó la manifestación original, pasaba una calle perpendicular. Al norte, una sola pequeña salida daba a otra calle y a un segundo parque amurallado. Esa pequeña desembocadura fue el primer escenario de la violencia. Grupos anarquistas y autonomistas encararon a unos policías que no querían dejarlos pasar más allá de esa callejuela. Pronto hubo empujones y de volada comenzaron a sonar las botellas estallándose en el suelo o en los escudos y cascos de los polis. Repliegue total de fuerza: unos cincuenta policías corretearon, en etapas, a los ahí presentes. Varias veces corrían y regresaban contentándose con golpear a uno o dos de los manifestantes. Cada vez regresaban los anarcos y volvían a lanzar botellas y petardos.
Nosotros no nos refugiamos ni nos involucramos. En algún momento estaba yo un poquitín expuesto y me empujó un policía, pero por ningún motivo iba yo a ser llevado por estos sujetos a los separos. Por nuestra parte, después de este enfrentamiento más o menos violento, en el que algunos salieron sangrados y otros de plano no volvieron porque se los llevó la tira, esperamos a que se replegaran los anarcos de nuevo hacia el sur. Poco a poco, como una avanzada militar que va ganando terreno, los policías ocuparon la plaza, se aseguraron que no quedara ningún individuo violento, y se fueron a perseguir a los anarcos más al sur, allá donde la lucha siguió algunas horas pero yo ya no me enteré de los detalles.



Yo pude haber tomado esa foto... pero no llevaba cámara. Vi a ese sujeto por atrás y luego cómo lo atrapaban y se lo llevaban.

En esta plaza nos quedamos aprovechando que los cafés de ésta sacaron a la ventana bocinas, invitaron a un DJ y armaron la fiesta en la calle. Al principio fue chistoso pues la gente se ponía a bailar sin mayores reparos mientras todavía pasaban policías por la plaza. Después, sin más, la plaza fue una sola fiesta. De vez en cuando pasaba algún policía en camino al reagrupamiento con los suyos, pero nada más.
Yo me fui temprano (como a las once de la noche), pues llevaba ya como 14 horas de pie (quizá con una o dos de pausa) y también varias en marcha o carrera. Cuando le caí hacia la estación de metro más cercana descubrí que la manifestación y su consiguiente episodio de violencia había pasado casi desapercibido por la mayoría de los presentes. La calle principal que daba al metro estaba repleta de gente festejando no sé qué. Todos los bares a reventar, todos con música en las ventanas para los que preferían beber afuera. Era la continuación del Mai Fest que empezó como una verbena callejera y terminó en algo parecido al cervantino.
El terreno de batalla quedó atrás. Allá estaban las botellas rotas, los intentos de barricada y los dos o tres botes de basura incendiados. Allá seguían los polis apaleando gente desarmada. Pero la gran mayoría de Kreuzberg estaba de fiesta.


A partir de las nueve de la noche había que ir buscando los lugares de enfrentamiento. Este fue el último que vi en el que incendiaron los botes de basura.

Las posibles reflexiones, en breve.
1) Resulta que ha sido uno de los 1eros de mayo menos violento. Relativamente poca pelea y pocos presos. Los polis, un chingo, no armaron taaanto desmadre. Eso yo no lo puedo comparar pues no he estado ahí antes, pero sí puedo creer que con respecto a lo que me han contado de ediciones anteriores, esto estuvo leve.
2) ¿Por qué siempre hay tantos policías en las manifestaciones? Las respuestas son quizá obvias: porque nadie confía en la acción colectiva; porque las masas son peligrosas; porque se trata de gente de izquierda; porque dentro del grueso de la marcha hay gente con intensiones medio gruesas, como lanzar botellas, cócteles molotov y demás. Sí, lo sé. Sin embargo, no deja de ser criticable. Los policías van vestidos como verdaderos robocops con armaduras de plástico, guantes duros y cascos. Llevan armas y gases lacrimógenos. ¿Están ahí para garantizar la seguridad de alguien o algunos o están ahí para amenazar e intimidar? ¿Qué pasaría si en una manifestación que inicia siendo pacífica no se presentara un sólo policía? ¿Habría igual violencia? ¿Contra quién se dirigiría?
3) La cuestión evidente que nos patea a todos los idealistas. Las marchas contra el capitalismo sirven de nada. Cualquier banquero, empresario o lo que sea que vea una manifestación que exige el fin del capitalismo reiría. Y no por los argumentos gastados de "la gente lleva tenis adidas" o porque van bebiendo "jugos en envases tetrapack que son un monopolio", sino porque evidentemente no es con una marcha de 20,000 personas que se va a lograr algo. Si estamos conscientes de ello, ¿sirve de algo incendiar patrullas? ¿Entonces cómo le hacemos?