"Tómatelo con filosofía" es una versión más refinada e intelectualoide de los más comunes "ya ni pedo" o "vele el lado bueno". Dicen que en México siempre nos tomamos las cosas por el lado bueno, con filosofía, y hacemos chistes del terremoto del 85 que catorce segundos después ya van de boca en boca por toda la ciudad. Quisiera contribuir a esa buena costumbre mexicana siguiendo tal cual la ya mencionada frase.
En febrero me asaltaron. Ya pasó un buen rato y no es de extrañarse que desde hace varios meses haya pensado en formas amenas y divertidas de ver lo sucedido. Algunas de ellas aparecieron de nuevo hoy en mi mente, así que decidí plasmarlas en este mísero blog.
La Ontología y el Existencialismo Cuando el sujeto, gordo, mamado y chaparro (un vil tapón de alberca) te sorprende con una frase de lo más rebuscada: "Somos la rata". ¡Ay guey! El trasfondo de esa reflexión existencial es impresionante: hay un considerable grupo de bípedos chimpanzóicos que tienen dos opciones en su mísera existencia. Pasar la mañana rascándose las hinchadas verijas o salir a la calle a asaltar, extorsionar, golpear o apuñalar al primer despistado (claro que cualquier bípedo no chimpanzóico consideraría muchas opciones más, como salir a echar la cáscara, buscar chamba, ir a la escuela o barrer la azotea). Ese grupo multiplica su propia fuerza e influencia con la creación de esa imagen en el otro. "Somos la rata" implica que el que te asalta no está solo; muy al contrario, forma parte de toda una hermandad roedora y sobrereproducida que te atormentará durante días. Te observan, te siguen, te molestan... en el fondo sí son como pinches ratas.
La Epistemología puesta a prueba (experimentación) Resulta que otra reflexión sesuda e indigestible sirve como carta de presentación. "Tengo una pistola, ¿la quieres ver?" (Albureros abstenerse). Dejando muy claro que PUEDE haber una pistola, el individuo quiere que creas que HAY una pistola. La pregunta que sigue es meramente una hipérbola más: "¿La quieres ver?" no sólo reafirma la existencia de la mentada pistola, sino que pone a la víctima en una tesitura científica muy concreta: "¿Tengo interés en comprobar, mediante falsación popperiana y reformulación hipotética, que el sujeto gorilezco frente a mí porta un arma?" La respuesta más obvia, o en todo caso aquélla de supervivencia elemental es "no, paso".
La Axiología pisoteada. El marco valorativo se desploma. En términos de estética general, el reloj usado, feo, de cápsula rayada, casi sin pila y con la correa más rijosa y apestosa de la ciudad pasa a cobrar enorme importancia para el orangután que te amedrenta, aunque su mísero botín de guerra valdrá menos de siete chicles en la Buenos Aires. Tu discman cuasi noventero es una mina de oro para el musélido de dos toneladas que tienes enfrente aún cuando gran parte de la poblaciónqueescuchamúsicaeneltransportepúblico ya usa su celular (más caro que el maldito discman), un reproductor mp3 de República de El Salvador y Eje Central o, si estás en la línea 3 entre universidad y centro médico o en la naranja por Polanco, un iPod.
Positivismo como último recurso Confío en el potencial educador de nuestra gran sociedad para erradicar de las mentes de los pobres chavos de la doctores la idea de asaltar al primer despistado. Confío en el progreso de la ciencia y la tecnología que abaratarán absurdamente mi próximo reproductor de música, mi nuevo celular y mi reloj sin pila. Confío en el individuo babuínico que desarrollará un verdadero sentimiento de amor y respeto de lo más profundo hacia sus responsabilidades contractuales para con la sociedad que le rodea. Bla bla bla bla.
Me tomé el asalto con filosofía
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1 comentario:
Qué agradable es leerlo de vuelta mi estimado. Ya no se pierda tanto. Y por favor, mantenga activo su blog cuando esté por las Germanias.
Un abrazo.
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