miércoles, 28 de enero de 2015

Breves puntos sobre Charlie Hebdo (o a ver si ya pasó la tormenta)



1.       Toca discutir la libertad de expresión.
a.       Sí, sí se puede criticar y banalizar a las religiones.
b.      No, no es cierto que por hacerlo automáticamente se atente contra principios fundamentales de éstas.
c.       Sí, sí hay un límite a la libertad de expresión, y éste debería ser lo menos abstracto y aristocrático posible (es decir, no al Baremboinismo de “el límite es el buen gusto”), y lo más empírico y dialéctico posible: ahí donde se incite a la violencia desvelada, al odio injustificado y a la falta total de argumentos racionales, ahí está el límite.
d.      En ese sentido, las religiones han dado prueba histórica de la necesidad de que se les someta a los límites de la libertad de expresión. En otras palabras, la libertad de expresión nació para limitar a las religiones y sus abusos.
2.       Toca discutir el multiculturalismo racista.
a.       Parece un absurdo, pero es así. Los fanáticos del multiculturalismo son paternalistas y condescendientes. Hablan de una hipotética y hasta ahora no confirmada “comunidad musulmana”. Sugieren que un ataque, crítica, burla o insulto a la religión es un ataque a los fieles. Ven a la “comunidad musulmana” como un todo, como un grupo de ingenuos creyentes más sensible que los demás, y por eso habría que ser más cuidadosos de no herirlos o insultarlos en aras de una multiculturalidad tolerante e incluyente.
b.      Tal idea simplona niega la capacidad de cientos de millones de musulmanes de burlarse, también ellos, de su religión. No es cierto que las caricaturas de CH incomodaban a “los musulmanes”. Incomodaban a algunos individuos particulares, seguramente muchos de ellos con problemas de autoestima, fanatismo, marginación socioeconómica, instinto de venganza y avidez de poder que, muy incidentalmente, practican el Islam. Son idénticos a ese noruego que disparó en nombre del cristianismo. Los adolescentes gringos que disparan en las escuelas comparten 99% de esa personalidad con los asesinos de CH. El 1% faltante es insignificante (su religión), porque, al final, hacen lo mismo: matan.
3.       Toca discutir el terrorismo.
a.       La diferencia entre el adolescente gringo, el noruego orate y los idiotas asesinos de CH es, además de la religión, la capacidad organizativa. Hay un Al-Qaeda respaldándolos, entrenándolos, guiándolos. ¿Lo convierte eso en terrorismo o en una especie de guerra de posiciones?
b.      Si sí es terrorismo, ¿de qué sirve entonces toda la parafernalia de vigiliancia y control, que obviamente se extiende a toda la población que ni la debe ni la teme, si en última instancia lo que importa es derrotar a una gran organización político-militar con estructuras claras y mandos de poder evidentes, así como con bases de apoyo identificables? ¿Leer mi bandeja de entrada o la de Coulibaly ayudará, de verdad, a debilitar el mando central de Al-Qaeda? No lo creo.
c.       Si no es terrorismo, no veo otra razón por la cual los medios hiperactivos y los gobiernos de todo el mundo lo han catalogado como tal a parte la de crear, ellos sí, terrorismo psicológico. En otras palabras, la pregunta sigue abierta.
4.       Toca discutir las religiones.
a.       ¿De verdad seguiremos defendiéndolas basando nuestros argumentos en sus discursos fundacionales de paz y amor?
b.      En el nombre del Islam, muchos países musulmanes aplican leyes y políticas que marginan singularmente a las mujeres (trabas al divorcio, al aborto, a la herencia, al trabajo, a la organización, etc), a las minorías políticas y culturales y a las clases subalternas en general. Y no hablo de la Sharía, sino de los códigos penales de países “seculares” (pienso en Marruecos, por ejemplo).
c.       En el nombre del catolicismo, cristianismo, judaísmo y cualquier deísmo y animismo se hacen cosas muy similares a diestra y siniestra. Uno podría decir que no es culpa, esencialmente, de las religiones per se, sino de la instrumentalización política y social que las estructuras estatales han hecho de ellas. Argumento que no se equivoca del todo, visto que, como dice una francesa cuyo nombre no recuerdo, "si el ateismo curara el machismo, ya se sabria". Pero, por otro lado, el argumento es débil y carece de historicidad. La instrumentalización de las religiones no es pasajera, sino que es un elemento fundamental de las estructuras de poder y desigualdad en las sociedades contemporáneas y en las del pasado.
                                                               i.      Mala suerte que, en todas las sociedades contemporáneas, el fundacionismo estructural de las religiones ha sido complementado, aumentado, superado, sustituido por las estrcuturas del capitalismo.

                                                             ii.      Con esto sugiero que discutir las religiones no es suficiente si no se discute al capitalismo. Es más, es mucho más urgente discutir al capitalismo (y entender cómo acabar con él), que discutir las religiones, pero no podemos ignorar el rol de dominio, exclusión, poder y autoritarismo que las religiones juegan y han jugado. En el mejor de los casos, lo han hecho convirtiéndose en instrumentos de las estructuras político-económicas; en el peor, han sido ellas mismas quienes han absorbido tales estructuras, amalgamándose y auto reproduciéndose (pienso en Irán, sobre todo).

Toca discutir, así que no me dejen chiflando en la loma.